Me duelen los abductores. Y no es por levantarme del sofá para acercarme el frigorífico a coger una cerve, en cuyo caso no me quejaría, claro está. Es por culpa de la piragua. Y es que ayer estuvimos remando sin parar. Hemos aprovechado el único día decente de toda la semana para irnos a hacer un poco de comunión con la naturaleza.
El caso es que por poco dinero nos hemos encajado a hora y media de tren de München donde nos han alquilado unas piraguas en las que hacer un descenso por el río. Ni me preguntes el río ni me preguntes los pueblos porque no me enteré muy bien de la movida. Estaba entretenido preocupándome de no caerme de la canoa, jejeje.
Ha sido muy divertido, y la verdad es que se pone uno a comparar lo que cuesta alquilar un hidro-pedal en cualquier playa, y alquilar la canoa por unas 3 horas (sí, hemos estado 3 HORAS REMANDO SIN PARAR) por tan solo unos 13 lerus me parece de chiste.
El equipo venía completo, con su salvavidas y todo, aunque hay que decir que el agua, la mayor parte del tiempo no cubría ni de broma. Y lo hemos ido comprobando porque lo de caerse de la piragua era moneda común, jejeje.
Íbamos unos pocos, 13 para ser exactos, como se puede ver en la foto, así que nos repartimos entre distintas canoas. Yo me fui con los hermanos Cotrino (Javi y Josemi) en una y me puse de timonel (será que llevo en la sangre lo de ser marino, jejeje). Nada más montarnos en la canoa nos tuvimos que volver corriendo (más bien remando) hasta el muelle puesto que nos habíamos sentado 3 en una canoa para dos. ¡No veas como se movía el cacharro! No había manera de mantenerlo quieto y es que la línea de flotación estaba peligrosamente cerca del borde, jejeje. Después de resolver el entuerto la cosa iba mucho mejor. He de reconocer que no se me da mal lo de guiar la canoa e íbamos bastante bastante bien los tres. Supongo que lo de la disciplina ayuda mucho, pues tanto Javi como Josemi me hacían caso y remaban por donde les decía (cuando Josemi remaba, más preocupado la mayor parte del tiempo de matar moscas a remazos), siendo muy fácil gobernar la canoa. Lo divertido era ver a Paco, Lluís y Jordi yendo de orilla a orilla dando tumbos en su canoa, pero es lo que tiene que cada uno remara para donde le diera la gana sin orden ni concierto, jajaja. Aún así nos pegamos un par de baños, sobre todo al bajar un par de desniveles con cuesta en medio del río de los que salimos poco airosos... jejeje.
Pero bueno, después de las 3 horitas remando, de 13 a 16 nos ha costado encontrar algún sitio donde nos dieran de comer... y eso que nos hubiésemos comido un cochino "cruo y entero"... Lo de la cabezonería alemana alcanza cotas insospechadas, y en todos sitios nos decían lo mismo: A partir de las 18:00h. Creo que las meten en la caja fuerte con apertura retardada para evitar la tentación de servir a 13 muertos de hambre con dinero y ganas de enmendar el ejercicio hecho, porque sino, no se explica... Pero bueno, nos metimos en uno y empezamos con las "cervecitas" hasta que por fin nos dieron las seis y pudimos comer-cenar en condiciones.
La semana pasada he escrito poco tirando a nada porque he estado hasta arriba de curro. Teníamos que hacer una demo de como iban las cosas el jueves pasado y estuve liado hasta el último momento. Pero ya estoy un poco más relajado con la vista puesta en las vacaciones de agosto. Tengo que comprar billete para bajar a casa, pero ya daré más pistas.
Tengo que contar en el próximo post lo de los calle-predicadores... lo nunca visto...
Por cierto, para los que se pregunten el porqué del título del post: "Los combois de a pejeta" del año 1988.
En la piragua, en la piragua.
En qué piragua, en qué piragua.
En la de Enrique, en la de Enrique.
De qué Enrique, de qué Enrique.
En la de Enrique el mestizo.
Y quién es Enrique el mestizo.
El que fue a la erizada y se comió to los erizos.
Es que siempre que hablo o pienso en piraguas me viene esta cuarteta del popu a la cabeza. Friki que es uno, oye...
