domingo, diciembre 17, 2006

Semana en Blanco

No, no es que esté nevando a saco, que va a ser que no, aunque esta mañana está cayendo algo de aguanieve y las previsiones dicen que veré algo de nieve antes de volar rumbo a casa este próximo viernes, me refiero a la semana que llevo sin escribir este blog. Es lo que tiene cuando se te cuelga dos veces el ordenador mientras estabas escribiendo y te coges un mosqueo del quince.
Es lo que tiene la informática, me da de comer, pero a veces es para cagarse en sus...
Pero bueno, no es que pueda decir que no he hecho nada esta semana. En general ha estado bastante completita (en cualquier otra cosa que no sea trabajar, que de eso estoy hasta arriba).
El mártes estuve con los de la oficina cenando en un libanés. Mi compi de oficina, Haytham, es libanés, y lleva tiempo detrás de nosotros para invitarnos a comer en un restaurante libanés que conoce cerca de Munchner Freiheit. La comida es una pasada. No hay nada mejor que ir a comer a un restaurante foraneo con un autóctono. No hablaré del hummus, o de los falafels... en fin, que me entra hambre solo de pensarlo. Buenísimo. Me acordé mucho de Miguelín, quien hubiese disfrutado como un enano, jejeje.
El miércoles toco cita de nuevo con el dentista. Lo que he sacado en claro de mi visita con el dentista desde que estoy aquí en München es:
- El sistema sanitario alemán tampoco es la panacea. Es decir, la asistencia es buena, pero joder, es que la pagamos. Solo de Krankenkasse (seguro médico) estoy soltando unos 250 euros yo y otros tantos Carlos (la empresa paga siempre la mitad). Así que eso de que no te cobren en el dentista está bien (bueno, te cobran 10 euros cada 3 meses, una pequeña tasa que pusieron no hace mucho y que causó mucho revuelo aquí), pero tampoco es sorprendente, ya te lo están cobrando por otro lado, carajo.
- Como no me cobra el dentista, no puedo sospechar del mismo porque quiera hacerme lo que quiera (en la boca, está claro, ¿no?), así como tampoco repara en gastos y te hace las radiografías que necesita y todo eso.
- Mi anterior dentista no tenía ni puñetera idea (lo siento mamá, pero es así), y este sí que sabe lo que se hace. Además, como que le hace ilusión al tío ponerme la boca en su sitio.
- Pienso aprovecharme del sistema sanitario todo lo que pueda. Haré como los cabrones de los ingleses que hacen turismo sanitario en España y van a operarse por la patilla en sus vacaciones.

El viernes hicimos cena en casa de despedida. Despedida de Eduardo y Vevi, que se vuelven para España a buscar curro allí. Pasamos un buen rato charlando y tomando buen vino (cada vez me gusta más, es lo que tiene juntarme con estos sibaritas, jejeje).

El fin de semana se puede resumir en dos cosas:
- Oficina. No, no me refiero a trabajar en lo mío, sino en la afición por Bricomanía que estamos desarrollando currando en la oficina de Carlos. La verdad es que es sorprendente lo que hemos hecho entre todos allí. Cambiado enchufes, arreglado paredes, pintado y por último poniendo un suelo laminado. El laminado es una especie de parquet que Carlos ha comprado en el IKEA y que estamos poniendo como auténticos profesionales. Hay que destacar que no es tarea sencilla ni mucho menos, pues cuando llegas a las esquinas, a las puertas y en las paredes, hay que ajustar y cortar las láminas para que todo cuadre. Pero a pesar de los errores iniciales que hemos ido subsanando, hemos de decir que somos unos auténticos profis ya, así que si lo de la ingeniería no funciona bien, siempre podemos dedicarnos a la albañilería, jejeje. Lo último es poner los rodapiés en su sitio, que debido a la increible consistencia que estamos encontrando en la pared, poner los espiches para el soporte del rodapié nos está haciendo sudar sangre. Pero todo se andará.
- Restaurante medieval. Una pasada (de comer, de beber y de pagar, jeje). Carlos había reservado mesa para nosotros la noche del sábado para comer en un restaurante rollo medieval. Es muy divertido, pues te hacen todo el show, y tienes que comer con las manos (lo de comer con las manos se está repitiendo peligrosamente en mi vida), sin tenedor, tan solo un estilete y una madera a modo de plato. Hay un juglar tocando y cantando, las mujeres tienen que servir a los hombres (esto es lo más divertido), y la comida es muy medieval. Todos los días hay un plato fuerte y es el que te toca comer. En la puerta hay una lista que pone lo que tendrán cada día en unos pocos de meses. Nosotros queríamos comer cochinillo, pero nos toco ganso, que tampoco estaba mal, la verdad. Tengo algunas fotos, pero estoy recargando las pilas para poder descargarlas. Cuando las tenga las cuelgo. Toda la comida estuvo, obviamente, regada con abundante cerveza oscura típica, que estaba buenísima, pero que hizo subir la cuenta con más fuerza que la espuma de la misma, jeje.

Hoy domingo está uno muerto a estas horas, deseando que pasen los días lo más rápido posible y que llegue el viernes para volar de vuelta a casa. ¡Me sobran ganas!

4 comentarios:

Tony dijo...

Hola Pedro, espero que te vaya bien y esto es una prueba.

Tony dijo...

Bueno una vez que lo he conseguido (ya sabes que siempre he sido muy torpe), solo decirte que se que no es el sitio mas apropiado pero Te echo de menooosss.... Donde esta mi pedrito....Te necesito Poppy.... ya no hay defensa infranqueable, ni marcador mas cansino: I miss you.
Me alegro mucho de que las cosas te vayan tan bien como aqui escribes. Estoy un poco atrasado asi que me estoy poniendo al dia lo mas rapido que puedo.
Esto te lo podria haber mandado en email pero me es mas divertido publicarlo aqui y aprovechar asi mi reciente cuenta en google. Un beso y si alguna vez necesitas hacer escala de nuevo en Sevilla por quei estare o eso espero... Un Abrazo.

Tony dijo...

Estoy aburrido.... Tony.

Carcadiz dijo...

Que arte tienes pisha, por aquí también sus echa de menos.

Un abrazo mu grande, artista.