Ligando en el baño

Heidi (ejem, Macamen) y yo disfrazados de bayerisches

Pfffff...

La OktoberFest es, sencillamente, una pasada. Lo de beber cerveza como un cabrón es poco comparado con el ambientazo que hay aquí. No sé como describirlo, venga bailar, venga música buena, la gente a saco... en fin, como siga hablando bien de la Oktober la lista que me va a salir para venir el año que viene va a ser muuuuuuuuuuuuuuuy larga, jejeje.
Por fuera, como ya dije y podéis ver en la foto, es una feria más al uso, pero por dentro, ayyyy por dentro. Lo único malo es que entrar en las tiendas es tremendamente complicado cuando se peta. Menos mal que Vevi (que estaba ya dentro con Edu y Jordi y unos primos suyos que han venido desde Mallorca para la Oktober) se cameló a uno de los guardías pa que nos colara por una puerta lateral. Eso es igual en Alemania, en España y Pernambuco... dos tetas tiran más que dos carretas y si son dentro de un dirndl ni te cuento...

Vista de la OktoberFest por fuera

Como se puede observar en la primera foto, Macamen iba vestida con el Dirndl típico bávaro que le he regalado y yo me puse mi camisa bávara que compré antes de irme. Un espectáculo (lo mío lamentable, ella auténtica) digno de ver, pero totalmente integrado, claro está.
Lo más increible de todo es que mi querida novia se tragó... (2 litros de cerveza). Increible las canvayás que ibamos dando cuando salimos de allí... (yo me bebí 4 cervecitas). Al final va a resultar que le gusta la cerveza a la tía. Cosa de la que me alegro, claro está. Menos mal que es caro de cojones, si no iríamos más veces, jejeje.
Cuando ya estabamos perjudicadillos a Macamen le entró ganas de ir al baño, y por aquello del idioma me hizo acompañarla hasta los servicios (por si se perdía). Lo gracioso es que estando en la cola, como me quedaba al lado de Macamen por allí, se me puso a hablarme una alemana. Entre chapurreo en alemán y chapurreo en inglés estuvimos hablando un rato mientras avanzaba la cola. El caso es que yo no le hice mucha cuenta al tema hasta que al volver del baño me dijo Macamen que la chavala estaba flirteando sobre todo en cuanto le dije trabajaba en BMW, jejeje. Está claro que si 2 tetas tiran más que dos carretas, una caltera abultada (o supuestamente abultada como la mía, que estoy boquerón, boquerón) también tira lo suyo en el otro lado. Yo no me di cuenta, pero sí que es verdad que cuando me pregunto si Macamen era mi novia y le dije que sí se dio la vuelta y no habló mucho más conmigo... Así que ya sabéis, si venís a München a visitarme y queréis pillar cacho, decid que trabajáis en la BMW y entre ese rollo y el rollito latino pica alguna golfa, que nunca está mal. He de decir que el ligotear en la cola del baño también tiene sus ventajas, tened en semejante situación, están locas por bajarse las bragas, así que partís con ventaja, dicho sea de paso. Vale, vale, no están deseando bajarselas para tí, pero el subconsciente juega malas pasadas y si mientras hablan contigo están pensando en bajarselas... eso siempre queda ahí grabado... menos resistencia al final.
Una teoría un poco cogida con pinzas, lo sé, pero es que hace tanto tiempo que no ligo que ya no me doy ni cuenta (si es que ligué alguna vez, claro).

Y hablando de baños, Macamen quiere que comente la increible eficiencia alemana a la hora de visitar el mingitorio. Parece que los tópicos siempre llevan un pozo de verdad, y es que las alemanas son eficaces hasta para ir al baño. Una cola que en España hubiese durado una hora en la OktoberFest no duró más de 10 minutos. Macamen dice que parecía que estuvieran orinando de pie, porque entraban y salían del baño con una velocidad pasmosa... Espero, por el bien de los deutsches que no lo hagan todo a la misma velocidad, claro...

Como Blogger me ha estado fallando estos días, subo una foto del otro día que nos hicimos en el bar del árbol, del que ya hablaré otro día.

Edu, Jordi, Vevi, Macamen y servidor a base de Weißbier...