lunes, enero 15, 2007

Skifahren

Stuben, estas casitas son pensiones normalmente

O lo que mayormente viene significando lo mismo: Esquiar.
Así podríamos resumir el fin de semana. Aunque claro, también podríamos añadirle a eso: pellejazo, culazo, trompazo, bocazo y comer nieve, jejeje. Pero es que nadie dijo que esquiar fuera fácil. Aunque merece la pena. Como siempre digo, el que diga que hacer deporte es sano o bien no tiene ni puñetera idea, o bien no ha hecho deporte en su vida.
De todos modos estoy bien. Todo lo bien que se puede estar cuando tienes agujetas hasta en el cielo de la boca, pero siempre es agradable recordar porque te duele todo.
Esquiar es una pasada y me encanta. No me arrepiento un ápice de haberme comprado todo el equipo.

Echando una cervecita el sábado tras matarnos a esquiar

Hemos pasado el fin de semana en Austria. Fuímos Carlos, Anna, Jordi, Lluís, Eduardo, Vevi y yo (Edu y Vevi han venido a arreglar unos papeles del paro y se pegarán aquí unos diez días). La putada de que no haya nevado en ningún lado es que hemos tenido que hacernos 3 horitas de coche para llegar hasta donde había algo de nieve en buenas condiciones para esquiar. El pueblo en concreto se llama Stuben y la estación que estaba al lado Sankt Ankton. Allí pillamos unas habitaciones en una pensión muy apañada que daban alojamiento y desayuno por unos 38 lerus la noche. No es muy barato, pero tampoco hay mucho más. No solo en España falta nieve, la cosa está jodida en todos lados. Aunque dicen que por estas fechas deberíamos estar enterrados en nieve aquí en München, la verdad es que desde aquella nevada de Noviembre no ha vuelto a caer un copo en la ciudad, y con las temperaturas que estamos teniendo, no tiene pinta de que vaya a cambiar la cosa demasiado.
Así que para allá nos fuimos la tarde del viernes y nos encajamos en los alpes austríacos para dormir pensando en el día siguiente.

Haciendo el tonto para la foto

En cuanto desayunamos fuimos a comprar el forfait (aquí es un Skipass) y a buscar un monitor para Vevi y para mí, que no nos habíamos puesto unos esquís en la vida. Cual fue la sorpresa cuando nos enteramos de que la escuela de esquí ¡¡¡cierra los sábados!!! Diría que están locos estos deutsches si no fueran austríacos, pero bueno, como aquí los consideran alemanes de segunda, de que se va a extrañar uno. ¡Cerrar los sábados! No tiene ni pies ni cabeza, allá ellos...
Por suerte pudimos contactar con alguién que nos arregló y encontró un chavalito de la escuela de esquí dispuesto a darnos clase por un precio considerable (considerablemente caro, claro, jejeje) Y allí que nos pegamos todo el día Vevi y yo solos con el chaval mientras que el resto se subió a las pistas a esquiar. Nosotros nos quedamos en una pequeña bajada con un remonte y nos fue enseñando lo básico: a frenar, a girar, a poner el cuerpo, a levantarnos, paralelo... en fin, todo esas cosas que los que esquiéis ya conoceréis. Al cabo del día estaba deseando quitarme las puñeteras botas y beberme una montaña licuada, sudado como si me hubiesen bañado dentro de la chaqueta y muerto de cansancio, pero contento por haber practicado mis primeras bajadas con todo éxito y listo para tirarme a la aventura al día siguiente.
Como el tema del esquí se acaba rápido (a las 4 y media chapan los remontes), nos pegamos un duchazo y nos fuimos a tomar una cerveza a un bar cerca de la pensión muy apañao. La verdad es que duramos poco, porque nos volvimos muertos de hambre corriendo a cenar a la pensión.

Momento relax con el Fozin en medio de las pistas

Es curioso esto del esquí, pero apenas se come. Y no es por cuestión de dinero, es que no apetece. Subsistes durante todo el día con un pequeño sandwich y el desayuno hasta la hora de la cena. La verdad es que si te metes un filete con patatas a media mañana, luego te tiras por las pistas... pero rodando.
Después de la cena nos quedamos en mi habitación bebiendo cervezas (nos llevamos una caja desde aquí) y jugando al Risk. Gran panzada de reir, como es costumbre cada vez que juego al Risk.
Al día siguiente decidimos movernos a otra estación cercana. El sábado éstos no terminaron muy contentos con Sant Ankton. Por lo visto la nieve no era muy buena y las pistas no estaban muy bien enlazadas y había que andar mucho, así que preguntamos y aprovechando que teníamos que dejar la pensión por la mañana nos fuimos hasta otra estación cerca de allí, Leech o algo así. Era la primera vez que iba a subir a las pistas y estaba un poco nervioso por aquello de dar la talla y no plantear muchos problemas. El hecho de no tener ni puñetera idea no quería que se conviertiera en un lastre para todos estos y que tuvieran que estar pendientes de mí todo el día. Pero la verdad es que me fue genial.

Tomando todos un respiro a media mañana de Domingo

Empecé practicando en una bajada para principiantes un buen rato de la mañana y cuando me vi con confianza y estos vieron que había posibilidades de no escogorciarme demasiado me subieron a una buena bajada de verdad, larga, aunque no de mucha dificultad. Allí pude disfrutar como un enano siguiendo los consejos de Anna y Carlos y el resto que intentaban corregir los mil millones de errores que se hacen esquiando. Pero bueno, pude luego tirarme incluso yo solito y todo, jejeje. No voy a negarlo, me caí unas cuantas veces, sobre todo al final del día cuando la nieve está peor por culpa del traqueteo de todo el día y se forman montones de nieve que me cuesta salvar sin esmorrarme, pero tampoco es para tanto. Como no voy rápido porque me caigo, las leches no son aparatosas. Ahora sí, me pegué una buenísima que hasta me harté de reir yo mismo cuando se me clavaron los esquís en un montón de nieve y salí volando hacia delante, jejeje. Aun así, me encantó esquiar y estoy deseando repetirlo en cuanto a estos les de otra vez la picá.
Lo mejor, sin duda, hacerme la foto con la camiseta del Cádiz que me regaló mi novia por Reyes en medio de la estación el domingo mientras hacíamos una pausa para tomar algo. Tengo que enviarla a la página del Cádiz a ver si me la publican como la que tengo con Miguelín en aeropuerto de Punta Cana, jejeje.

Esta la mando a la web del Cádiz a ver si me la publican. ¡ESE CADI, OE!

Hoy me duele todo, pero no es nada que no se pase en un par de días.
Queda por contar el caos que me encontré cuando llegué a casa, pero eso es cosa para otro post que éste ya es bastante largo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que duele de verlo:

Skifahren, NICHT schiifahren!


De nada.

Anónimo dijo...

Ya que alguien se ha puesto con el tema...

Sankt Anton y no Sant Ankton...


De nada!

(por cierto, ese paralelo me quedé con ganas de verlo!)

Macamen, tranquila que lo de la ostia de morros no era para tanto, ya sabes que éste es un exagerao!

Carcadiz dijo...

Ostias, pues gracias por el aviso, pero es que uno está todavía aprendiendo alemán, jejeje.

¡Ea! ¡Ya está! Todo arreglado. Me habré confundido con schnee...

Gracias a los dos.

Por cierto, nunca dije que la ostia fuera gorda, pero si espectacular, jeje.

Anónimo dijo...

Tranquilo, ya sé que es un exagerao. Es gaditano, no podemos remediarlo, lo llevamos en la sangre. De todas formas, teniendo en cuenta la poca habilidad de Pedro, seguro que fue una buena torta....jajajajaja. ¡Qué es bromita amor!