domingo, octubre 08, 2006

Fin de semana largo

Es lo que tiene.
No me da tiempo ni a actualizar el blog. Paro menos los fines de semana que entre semana. ¡Y eso que entre semana trabajo! Pero así no nos aburrimos...

El viernes tocó cenita como todas las semanas, aquí es como costumbre nuestra. Esta semana hemos vuelto a ir al Etíope. Otra vez a comer con las manos. Está buenísimo como ya os conté, pero eso sí, no vengáis con una úlcera porque salís de allí con los pies por delante, pica todo pa sus muertos. Menos mal que me encanta el picante.

Yo aprovecho los sábados para vengarme del despertador. Todos los días me lanzo a una lucha encanirzada entre el despertador y yo. Huelga decir que siempre gana él. Más que nada porque para que Carlos me pague a final de mes tengo que ir a trabajar (y trabajar, claro) todos los días. Así que los sábados y los domingos procuro no levantarme muy temprano. Las 12 o 12: 30 me parecen la hora mágica, jajaja. Después de comer decidí pasarme por el IKEA. Sergio me acompañó. Si no vas con el coche, no tengo y tampoco quería pedir otra vez a Jordi que me llevara, el paseito es bastante largo. Hay que pillar un tren hasta un pueblo de las afueras y allí un autobús que llega hasta el IKEA. Una vez allí me compré un armario y una cesta para debajo de la cama, más ropa de cama y unas cestillas de mimbre para poner cosas en la estantería más ordenadas. Sergio se compró una cama entera con colchón y somier y todo eso. Al final conseguimos entendernos para que nos mandaran las cosas esta semana. Por motivos de horario, llegarán el próximo sábado, así que el finde que viene tenemos sesión de bricomanía otra vez. Menos mal que Carlos me ha dejado un atornillador inalámbrico que es la caña y te hace la vida más sencilla.

Al volver a casa nos encontramos con los enganchaos del boxeo. He de decir que mi consola y el juego de boxeo están haciendo estragos, y tengo al Edu superenganchao. En casa estaban Jordi, Lluis y Edu dándose de ostias (con el juego, claro) y habían ido a comprar para preparar una cenilla casera. Así que cenamos en casa y vimos una peli (incomprensiblemente, me quedé sopa).

Hoy hemos ido a casa de Augusto, que nos ha preparado un cocido madrileño que estaba de arte. Buenísimo. Creedme que se agradece comer algo auténtico después de tanta mariconada alemana. El resto de la tarde la hemos pasado en mi casa, pues nos hemos venido a ver la mítica Airbag y desternillarnos de risa.

Tengo que aprovechar los pequeños ratitos que me deja el día para actualizar el blog, pero es que (por suerte) no paro.

1 comentario:

Carcadiz dijo...

Hola Mon!
Paso de volverme Ikea-adicto que cuesta pasta. Pero el armario me hacía falta. De paciencia no me hables, que la cama me la he montado yo y cuando llegue el armario el sábado se lo curra el titi, jejeje. Lo de los paneles japoneses me lo tenéis que enseñar.

Pues organizar la escapadita pa cuando queráis que por casa no va a ser, tenéis la mía y la de Carlos y Anna, y no quiero excusas económicas que no cuelan, ¿eh?

Un besote pa los dos.