domingo, agosto 20, 2006

Barbacoa del Carranza (a tropecientos mil kilometros y sin playa)

Con el presidente del equipo en los vestuarios

Pues eso, a tropecientos mil kilometros y sin playa, pero me fui de barbacoa ayer, al más puro estilo del trofeo. Bueno, no, ni puro estilo ni leches, pero barbacoa al fin y al cabo.
No lo tenía pensado ni nada, pero me llamó Alberto (del equipo de rugby) ayer por la tarde para proponerme el plan y me apunté sin dudarlo. La hicimos en Stusta, donde entrenamos siempre, pero no el campo de entrenamiento, sino en las zonas ajardinadas que hay entre las residencias de estudiantes. La mala suerte se apoderó de nosotros, después de un día de calor y muy buen tiempo, se puso a llovernos con mala leche. Menos mal que casi habíamos terminado de cocinar todo y pudimos refugiarnos a tiempo sin perder la comida ni nada. Como no se podía estar en ningún lado, nos fuimos a los vestuarios a charlar y seguir bebiendo y comiendo lo que quedaba. En nuestros vestuarios hay un sofa, nada del otro mundo pero bastante cómodo, y una mesita y eso, así que nos pusimos cómodos y seguimos la fiesta. En la barbacoa/fiesticilla estabamos poquitos... Alberto, Leo (colombiano), Kiko (alemán, lo de Kiko creo que viene de Khristopher o como coño se escriba), El presidente del equipo (sí, sí, el presidente, que como podéis ver en la foto conmigo, es todo un personaje, siempre está con nosotros y sale de juerga y todo eso, un crack), otro chaval que no recuerdo su nombre y yo. Como siempre que se reunen unos pocos tíos, terminamos como siempre terminamos, y no me refiero a hablar de sexo, sino a meternos los unos con los otros para descojonarnos de risa. Menos mal que estoy acostumbrado a Juaniki, que sino... El mamón de Leo se mete conmigo y dice que yo no hablo español porque no me entiende. ¡Tócate los huevos! Y nunca mejor dicho, porque se pasa todo el rato diciendo: ¡huevón! Manda cojones que se meta con mi español un colombiano... y claro, Alberto le sigue el juego para darme caña entre los dos, pero bueno, será hablo gaditano...

Tras tomarnos algunos whiskys y algunos rones, nos fuimos a uno de los dos baretos que hay en Stusta, el Manhattan, que está en lo alto de la residencia de estudiantes más basta que he visto en mi vida, 21 plantas... El garito no estaba mal y allí estuvimos hasta cerca de las dos de la mañana, hora a la que salí pitando para no perder el último u-bahn (metro).
Pero antes de irme me llegó un mensajito de mi padre avisando de la gloriosa victoria del Cádiz en el Carranza (¡Ese Cádiz OE!) que vió en directo en el campo, terminando de alegrarme la noche. Lo siento mamá, ya no puedes meterte más con papá y decirle que es gafe para el cádiz, para que veas.
Vaya par peligrosos... Leo (a la izquierda) y Alberto

Esta mañana me he levantado hecho mixtos, como siempre que salgo (estoy mayor) y he intentado sobrevivir hasta la hora de la comida (menos mal que me sobró pavo de ayer). El resto de la tarde la he pasado intentando terminar la presentación que estoy preparando para el trabajo. Entre trabajo y juerga no he tocado un libro, pero tampoco me preocupa demasiado, no creo que tenga problemas en aprobar... ya le daré un empujoncito el martes por la tarde.

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